sábado, 15 de noviembre de 2014

El socialismo es de perdedores.


La semana pasada saliendo de trabajar me fui a nadar, como acostumbro. Después de nadar me puse a leer un libro mientras relajaba los músculos en el jacuzzi, tenía en las manos a La Señora Dalloway, de Virginia Woolf. Asomó un señor de la tercera edad,  y luego de acomodarse bien la espalda en un chorro de agua caliente me preguntó: ¿eres hindú? Le dije que era de Guatemala. Pero es que pareces hindú, además estás leyendo inglés de Inglaterra y eso sólo lo he visto aquí en los hindúes.  Me puso en qué pensar. Es cierto, le dije; yo también he visto a muchos hindúes leyendo inglés de Inglaterra. Así comenzó nuestra conversación, dejé el libro a un lado y me acomodé la espalda en otro chorro de agua caliente.

 No pareces guatemalteca, tienes toda la pinta de hindú. Sí, así me dicen, cuando voy al barrio hindú me hablan en hindi y no me creen que sea latinoamericana pero soy de Guatemala de un pueblo que colinda con El Salvador. Soy garífuna y xinca. Y le explico de las etnias guatemaltecas.

 Está difícil  la situación en México, con eso de los estudiantes desaparecidos, comentó. Y antes de que le pudiera decir algo y sin que fuera invitado, otro latinoamericano que estaba ahí metió su cuchara para alardear de su inglés, -detesto cuando las personas se meten en conversaciones ajenas sin que las inviten al festín- agregando: olvídese yo soy mexicano pero no voy a México porque ahí matan a los turistas y como tengo perfil italiano me confunden. No pude contener la risa sarcástica que se convirtió en carcajadas que me sacaron las lágrimas. Qué ganas tienen  muchos  de negar la sangre ancestral. Cuando  yo iba a comentarle de su perfil italiano, le dijo el señor de la tercera edad: pero tú no pareces italiano yo desde que te vi supe que eras mexicano. Seguí riendo a carcajadas.

A todo esto,  le dije al señor, ¿usted de qué país es? Parece polaco pero su acento me suena a ruso. Soy de Georgia, es un país que está entre Asia y Europa, colinda con Rusia, Turquía, Armenia y Azerbaiyán. Mire usted qué interesante, y cuántos años tiene si se puede saber. 86 recién cumplidos hace dos días.
El señor muy tranquilo, muy relajado, para nada arrogante.

Dice el mexicano: yo soy de Michoacán y allá las cosas están que arden, hay mucha guerrilla, gente mala del pueblo que ha tomado las armas y dicen que son Autodefensas, quieren desprestigiar al gobierno. Pienso para mis adentros; no solo sin identidad y de ribete come mierda. Veo ya a la vuelta de la esquina el rumbo que tomará la conversación.  

Comienza a hablar pestes de  los indígenas mexicanos y del movimiento zapatista en Chiapas. Le digo, usted está hablando del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que no es una sublevación cualquiera y de  bochincheros no tienen nada. Y si el pueblo se ha levantado en México es por el narco Estado que los gobierna. Así como en Venezuela y Cuba que los gobierna un dictador, agrega el señor de Georgia. Pienso: aquí arderá Troya.

¿Así?  Le pregunto, ¿por qué lo dice, a qué se refiere? A que a Venezuela la gobiernan los comunistas, es una dictadura que tiene al pueblo muriendo de hambre. Claro, agrego; como Cuba me va  decir y como Argentina y Bolivia y Brasil y Ecuador, y dirá que también Mujica es dictador. Dirá que Bachelet es terrorista, cuando ellos lo  que han hecho es defender la soberanía y dignidad de sus países  y de la región.  

Prosigue el señor de Georgia: pero es que Venezuela está sufriendo una crisis desde que Chávez tomó el poder. Mete su cuchara el mexicano; sí, el presidente está mandando a matar gente se ve en las noticias, que la gente se muere de hambre y hay mucha violencia y él reprime a su pueblo.
Le digo: es que saber qué tipo de noticias miran ustedes, si miran las que dan en este país por supuesto que pensarán que Venezuela está en crisis.  Pero yo vengo del comunismo, agrega el de Georgia, y no es bueno, es mejor el capitalismo. Sí, agrega el mexicano que se cree italiano. 

Un joven que ha estado escuchando la conversación también se  mete al baile sin ser invitado. Yo soy ruso y estoy en contra del comunismo y del socialismo, opino también con ellos; es mejor el capitalismo. Tres contra una, para apostar estaba bueno. ¿Por qué? Les pregunto, el mexicano en su ignorancia y sin argumentos contesta que porque aquí se puede comprar un carro de último modelo  a pagos y porque no hay violencia y no hay hambre y pagan muy bien en los trabajos. Pobre agónico, tendría que irse al sur de cualquier Estado para ver la enorme diferencia de clases y el rostro curtido de la pobreza y segregación que viven los estadounidenses dentro de su propio país.   A él lo he visto trabajando empujando carretas en un centro comercial, le podría decir que ajá, ése es su capitalismo y que no trabaja dentro de cajero porque no tiene el porte, ni la presencia y su inglés es con acento, que el trabajo de empujar carretas es el que dan los gringos a los latinoamericanos emigrados, o de acomodadores de bultos en las bodegas, pero no quiero dar golpes bajos. 

El joven ruso hace cálculos, restas, divisiones y sumas; cuenta que en Rusia nunca pudo comprarse un automóvil porque no le alcanzaba el salario pero que en seis meses logró comprarse un carro de último modelo en Estados Unidos. Y seguro lleva más de 10 años pagándolo. Y le faltan otros diez más con los réditos.

El señor  octogenario habla  de la estabilidad que tiene la economía en Estados Unidos y no como los países socialistas donde los gobernantes matan de hambre a su pueblo. Les pregunto si tienen idea de la política exterior de Estados Unidos y cómo la emplea en los países en desarrollo.

El mexicano habla del Che Guevara, que se alegra que lo mataran y que tienen que hacer lo mismo con Fidel como lo hicieron con Chávez y también  que lo hagan con  Maduro,  a todos esos presidentes socialistas tienen que exterminarlos porque son dictadores. El ruso y el de Georgia están de acuerdo.

Entonces les hablo de la United Fruit Company, ninguno de los tres sabe de lo que les estoy mencionando. No tienen ni idea de lo que hizo la CIA en Latinoamérica. Les hablo del conflicto armado interno que se vivió en Centroamérica. De las dictaduras reales que se vivieron en Latinoamérica por  orden y con apoyo  estadounidense. Les digo que ya quisiéramos una revolución como la cubana en Guatemala, que es gobernada por un genocida. De ese nivel es la democracia de doble moral que vivimos en el país. Un narco Estado como el mexicano.

Me dicen que el socialismo es de perdedores porque éste  solo genera pobreza en cambio el capitalismo es la prosperidad, que ellos lo han comprobado viviendo en Estados Unidos.  Y que fue necesario derrocar dictadores latinoamericanos para volver  capitalistas a los países para que salieran adelante.

Les digo que lean el libro:  La esperanza rota, la revolución guatemalteca y los Estados Unidos, 1944-1954. De Piero Gleijeses. Y que después hablamos si el socialismo es de perdedores y de pobrezas. Y si el capitalismo es una blanca paloma como lo hacen ver los medios sesgados a usanza.  Agarré mi libro y me fui, no iba  a perder más mi tiempo estando tan interesante la inocencia de La Señora Dalloway.

Y así sucedió esa conversación casual, aunque también he tenido otras que da lujo continuarlas sin medida de tiempo  y acompañadas de bebidas espirituosas; digo, para que no se seque la garganta.

Tener ideología distinta no nos debe separar, lo que sí es que si ésa ideología es para oprimir a otros, ahí está el detalle, el minucioso detalle.


Ilka Oliva Corado.  @ilkaolivacorado
Noviembre 15 de 2014.

Estados Unidos.

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